Por: Lic. Alejandra Rodríguez Burgos  

Esta es una pregunta que me hacen muchos pacientes al comenzar, y también es una pregunta cuya respuesta creo orienta una decisión ¿un análisis o una terapia breve?

-¿Qué transmitir en una charla de amigos, en un café?

-¿Qué responder a alguien que cree que sabe de qué se trata pero no está realmente atravesado por la experiencia?

-¿Qué decir en forma sencilla a alguien que solo viene porque padece su neurosis y no le importa dónde ni como, pero lo único que quiere es vivir sin padecer de más?

Se escuchan muchas de estas frases y por supuesto no siempre están dispuestos a cuestionarlas….

Esta respuesta muchas veces es muy confusa y está repleta de prejuicios y malos entendidos, oí muchos…Los psicoanalistas me preguntan por mis padres, yo no creo en eso, estoy cansado de hablar de mi infancia, no quiero que me lleve mucho tiempo, ¿para que revolver el pasado?, tengo que comenzar a contar todo de nuevo, son algunas de las frases que se escuchan cuando alguien llega por primera vez, haciendo su primer consulta o ya habiendo hecho otras tantas…

Primero como paciente y ahora luego de algunos años, por no decir muchos, como analista intento armar una respuesta posible a esto.

De que se trata analizarse si no es de poder vivir un poco más feliz, un poco menos pesado, estar advertido. Advertido de aquellos lugares en donde uno cree que elije y solo repite, donde cree que es libre y solo es esclavo, donde cree que habla y solo es hablado.

Nada más lejos que buscar culpables, solo ubicar algunas responsabilidades, la culpa no es buena consejera, no nos deja ver de quien es cada cuestión, poder acercarse al otro con más medida, sin ese pegoteo que solo nos lleva a querer salir corriendo en el mejor de los casos, o querer matarlo en otros, aunque los tengamos en la misma casa o a miles de kilómetros, da igual, esto funciona más allá de la distancia física.

Analizarse para poder frenar el automático, ese automático que nos lleva al mismo lugar de siempre, el que nos lleva al “Otra vez”.

Descubrir, con el maravilloso sentimiento que produce, sentirse liberado de los lugares que nos apresaban, que nos tenían retenidos.

Analizarse es eso…. Entrar porque no se puede más y salir mucho más liviano, con la sensación de poder responsabilizarse de la decisión de uno mismo y no culpabilizar al otro por eso, o no evitarle responsabilizarse también.

Después de muchos años de trabajar como analista  y también de analizarme sigo sosteniendo la curiosidad y el asombro que esto me produjo desde el primer día que sentí en el cuerpo de que se trataba este fascinante mundo del análisis.